Perfil Público de zeda-del-rey
osvaldo reyes
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Semana 1.04
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Año 4
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Con ese calor y su tranquila palabra
Quien no lo escucha es porque no lo entiende
Y si nadie lo entiende...
¿Porque es que no lo ignoran?
Será que no lo comprenden
Sin en cambio lo sienten.
Allá su luz dominante
Sin la sombra de amante
Estupor del sol ardiente
¡Ho! gran ser valiente
Tanto a ti he de oír
pero poco he de entender.
Como el estigma que marco mi vida
Anduvo un rato en mi cuerpo
Y huyó enseguida.
O como el ardor de la herida
Hecha cecina, en mi carne un tatuaje.
Vivirá por encima.
CON ENCANTO MIRO LO PROPIO.
QUE ME PERTENECE; CELEBRO.
ESE PEDANTE SER; ENVIDIOSO
PRESUMIDO, INSOLENTE.
SE VE LO MALO EN LO EXTRAÑO,
LO INOCUO DEL CONOCIDO,
EL BESO DE ATARANTADO.
A DIOS LE HE VISTO
Y CORRE SÓLO POR LA ORBITA.
CUANDO HAY ECLIPSE SE DUERME...
TODOS DUERMEN; HASTA EL SOL.
YA NUNCA VOLVÍ A REGALAR FLORES
SOLO A UNA, DE APELLIDO FLORES.
LA QUE TANTO ME HA AFECTADO;
LE OBSEQUIE ROSAS ROSAS...
CON OLOR A LIMERENCIA
¿ PERO CUAL DE TODAS?,
LA HABRÍA ENVENENAR.
Vine pero no esperaba encontrarte
Y como no sabía que vendrías… olvide traerte,
Así que no me culpes por venir sin presente
Que ya eres pasado solo por el hecho de mirarme.
¡Si alguien me hubiese dicho que estarías aquí!
No tendría la necesidad de preocuparme.
todo el tiempo se creyó monarca
desde el parto hasta la tumba
y pobrecilla oruga,
que se derrumba
de saberse abandonada.
se contorneaba y presumía
a aquella flor que veía
su belleza inmaculada;
pobre oruga, monarca se creía.
nunca tuvo alas,
pero decía que volaba;
y las Gardenias reían,
y a sus espaldas burlaban.
Así se paso la vida,
siendo feliz con lo que no era
porque nadie le decía:
¡eres una oruga cualquiera!
Cada uno de sus nuevos ojos…
De magia propia, de virgen lucidez,
Entraba en mí, buscaba el alma y la encontró.
Y yo!, Solo la deje hacerlo.
Una chica en el fin del mundo. Abrazada a un oso, lo único con lo que comparte su existencia perdida. sola, abstraída y sin amigos, sin nadie. anda absorta por los valles desérticos de lo que parece un planeta, por sus pastizales lanosos y secos, entre sus tierras desquebrajadas y abolladas con arboledas anoréxicas y escasas hierbas; deambulando con desamparo, sin ningún tipo de compañía si no se cuentan los cerriles aliñados, los prados tupidos con pastos mezquinos, las siembras de alfalfa, donde los vientos apaciguados no escandalizan y el cielo habita solitario.
Sin ánimo, ni consuelo, solo los yertos abrazos de su disforme compañero: Un oso desgastado de escuálidos brazos y delgadas piernas, hecho con trapos de coloridos verdosos tal vez así; por la estropees de su tela, cocido con estambre, abotonado con cuatro dijes plastificados como falsos zafiros alineados en el pecho y dos botones negros de saco como ojos sufridos. Y un borde sencillo de relleno mullido como nariz. Lo cuelga siempre de su mano para no perderlo, aunque, aquel, solo hable para sí.
Ella es una niña que de si misma no sabe nada; no conoce su pasado, no recuerda lo que vivió, donde habito ni a quien conoció, y se pregunta si es que en verdad ha existido. Con el único miedo de saberse decepcionada y sin responderse porque sería como contradecirse; solo se imputa la esperanza de conocerse completa, de comprender porque es ella, que nombre le corresponde, a cuánto asciende su edad, a quien le debe la vida, sí su presente es parte de la misma o quizás ya parte de otra, Sabe que sola nunca sabrá la verdad; Pero no haya que le dé respuesta, nada que les sobrevenga a sus cuestionamientos existenciales. Así se queda, a la espera de encontrarse un propósito; sujetada al oso con el que comparte un desorbitado mundo de aislamiento y duda.
El lugar, antes que un nuevo mundo, es más un viejo destierro, que compenetra los suelos con floras marginales, que habita pocos animales y absuelve huecos marinos. Con los campos atravesados de hendiduras cortantes y tierras calientes que abarcan extensiones sin fin, porque es un planeta sin fin. Con su sol titubeante y un impredecible clima embrujado. Donde no se saben encontrar las noches y nunca se extenúan las albas, pero siempre renacen nubes colosales.
Y en algún efímero rodaje de inactivas sensaciones que despabilan por su cabeza y el vago esfuerzo sin resultados de saber más sobre su sentido del ser, la obligan a mirarse a través del trasparente cristal que como espejo funge un charco de agua saliniza al tiempo que reflexiona mientras recoge su cabello con el empeine de sus dedos. entre lapsos cierra los ojos y canta; con la voz armónica de una inimitable sirena, pero los abre luego de que la inerte soledad siembra tristeza en su pecho. Y al instante regresa con su fiel interludio y en ese mundo sin vida, la alegría, que no es tan menospreciada, tiene la encomienda de consolarla.
Toma un descanso sentada en una roca de peso inmediato y los cuervos sangrantes que la observan desde el firmamento seco por el sol; disfrutan al verla solitaria, aun cuando en el juego de la soledad, ella conserva un aura de juventud y belleza. Entonces uno de los cuervos; con alas cortas ligeramente desviadas, los ojos oscuros por la profundidad de su alma, y pequeñas garras punzantes en sus patas; baja de las alturas, figurando pequeños óvalos trazados a su descenso. reposando sobre una rama de geranio puesta justo delante de ella, observa hondamente los dulces ojos marrones de su colindo rostro. Queriendo intimidarla, provocarle infortunio, pero aquella lo reta y lo mira también clavando la vista fijamente su a desgastado cuerpo… es un cuervo viejo, cansado, dispuesto a morir, deja de respirar y cae paralizado, emanando de entre sus tiesas alas el hedor de la muerte zancuda que se descubre.
El cuervo una vez en la tierra comienza a desintegrarse, volviéndose parte de la hierba que abunda cerca de las rocas en donde la chica descansa, y ni se inmuta ni se acongoja. sobre sale el viento que la rodea, bañándola con dientes de león los cuales estallan e impregnan su complexión. y ella, otra ves, sola se quedo.
INGRATA
Era Juan un muchacho de serena mirada
que lograba objetivos con ahínco ejemplar,
que soñaba despierto buscando su amada
y hacerla su esposa y llevarla a su hogar.
Y una tarde cualquiera surgió la sonrisa
una hermosa muchacha se la respondió
al impulso espontáneo de dos corazones
se tiñó el mundo rosa y en rosa quedó.
Y el amor floreció al compás de la vida
el honrado trabajo sus frutos rindió
el pan abundaba dorado en la mesa
y el jardín que crearon también floreció.
Un aroma de cielo invadió la hondonada
con contornos azules se tiñó la distancia
las violetas vinieron a erigirse las reinas
y en el aire esparcían su dulce fragancia.
Con susurros de amor se tejió la morada,
sonrisas y sueños llenaban la estancia,
dos corazones latían en perfecta armonía,
y en cada rincón floreció en abundancia.
Pero, una tarde cualquiera rehuyó su mirada
y a la tarde siguiente ya no la encontró
con el alma en la mano esperó si llegaba
pero, al día siguiente, tampoco la halló.
Haciendo uso total de su libre albedrío
sin querer sopesar que era tan querida
decidió que era tiempo ya de marcharse
e hizo pacto total con su propia partida
Recorrió la senda por la que había venido
y siguiendo hacia lejos, de allí se marchó.
olvidó las sonrisas, caricias y sueños,
los momentos felices, también olvidó.
Sentado al portal esperaba el crepúsculo
y lloró aquella noche, pues tenía por qué
y las horas se fueron caminando lentamente
a contar de esa aciaga en la que ella se fue.
Un dolor lacerante se ha instalado en su pecho
el insomnio constante es su fiel compañero
una angustia latente ha invadido a su alma
al poder comprobar que ese amor era artero.
¿Dónde estarás ahora, ingrata avecilla?
¿Por dónde camina tu diminuto pisar?
¿Te salpica la lluvia, te refresca la brisa,
te entrega su sombra el más verde pinar?
Y esa vida feliz se escapó en desbandada
y toda esa dicha también sucumbió.
El perro preferido se fue hacia el camino
y la flor que quedaba de pena murió.
Y Juan vive ahora
Enviado por beache
PIZZAS
Estaba una pizza llorando en el cementerio, llega otra pizza y le dice:
- ¿Era familiar?
- No, era mediana..
La soledad más amarga, no es aquella donde sólo se habla consigo mismo. Es aquella donde se tiene a quien hablarle, pero sin tener a nadie con intención de escuchar
Yoannis Alvarez Alcantara
Te vi y en un segundo
Los sueños empezaron a volar
Te conquistaba, me casaba
Muchos hijos y un hogar.
De pronto el tren paró
Te perdiste entre la gente
Toda mi vida soñada
Se deshizo de repente!!
juan romero
INGRATA
Era Juan un muchacho de serena mirada
que lograba objetivos con ahínco ejemplar,
que soñaba despierto buscando su amada
y hacerla su esposa y llevarla a su hogar.
Y una tarde cualquiera surgió la sonrisa
una hermosa muchacha se la respondió
al impulso espontáneo de dos corazones
se tiñó el mundo rosa y en rosa quedó.
Y el amor floreció al compás de la vida
el honrado trabajo sus frutos rindió
el pan abundaba dorado en la mesa
y el jardín que crearon también floreció.
Un aroma de cielo invadió la hondonada
con contornos azules se tiñó la distancia
las violetas vinieron a erigirse las reinas
y en el aire esparcían su dulce fragancia.
Con susurros de amor se tejió la morada,
sonrisas y sueños llenaban la estancia,
dos corazones latían en perfecta armonía,
y en cada rincón floreció en abundancia.
Pero, una tarde cualquiera rehuyó su mirada
y a la tarde siguiente ya no la encontró
con el alma en la mano esperó si llegaba
pero, al día siguiente, tampoco la halló.
Haciendo uso total de su libre albedrío
sin querer sopesar que era tan querida
decidió que era tiempo ya de marcharse
e hizo pacto total con su propia partida
Recorrió la senda por la que había venido
y siguiendo hacia lejos, de allí se marchó.
olvidó las sonrisas, caricias y sueños,
los momentos felices, también olvidó.
Sentado al portal esperaba el crepúsculo
y lloró aquella noche, pues tenía por qué
y las horas se fueron caminando lentamente
a contar de esa aciaga en la que ella se fue.
Un dolor lacerante se ha instalado en su pecho
el insomnio constante es su fiel compañero
una angustia latente ha invadido a su alma
al poder comprobar que ese amor era artero.
¿Dónde estarás ahora, ingrata avecilla?
¿Por dónde camina tu diminuto pisar?
¿Te salpica la lluvia, te refresca la brisa,
te entrega su sombra el más verde pinar?
Y esa vida feliz se escapó en desbandada
y toda esa dicha también sucumbió.
El perro preferido se fue hacia el camino
y la flor que quedaba de pena murió.
Y Juan vive ahora
Enviado por beache
PIZZAS
Estaba una pizza llorando en el cementerio, llega otra pizza y le dice:
- ¿Era familiar?
- No, era mediana..
La soledad más amarga, no es aquella donde sólo se habla consigo mismo. Es aquella donde se tiene a quien hablarle, pero sin tener a nadie con intención de escuchar
Yoannis Alvarez Alcantara
Te vi y en un segundo
Los sueños empezaron a volar
Te conquistaba, me casaba
Muchos hijos y un hogar.
De pronto el tren paró
Te perdiste entre la gente
Toda mi vida soñada
Se deshizo de repente!!
juan romero