Perfil Público de ubosatlha
Cesar Augusto Hernández
Un poco sobre ubosatlha
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Sorda dama del dolor,
Tierna amiga de la miseria.
Del hombre inmundo el color,
hondo cortas feroz la arteria.
Viva amante del deudor,
de soga blanca es tu morada.
Alma de hombre es tu fulgor,
Ansiada osamenta enterrada.
Madre y vida, soy ahora nada.
Nada ahora ni nunca, ni en tu pecho rojo ni en la existencia negra.
Madre! Madre y vida asqueada. Soy agua de la lagrima que llora eterna por tus mejillas sonrosadas que se llenan y regurgitan cual cántaros hastiados la sal amarga.
Madre, polvo y vida. Ya no soy la hierba verde ni la redondeada y dulce manzana.
Ya mujer sola y vida sola que es y eres. Pues me he quitado con el agua cual sucia inmundicia y he hecho respirar libre tu alma ahogada.
Ronco el que visita, grita el desencanto como quien canta alegre una dulce alabanza porque no soy ni seré en el polvo endurecido y negro cual redondo es lo redondo y llano.
Señora cual amor carente de toda duda. Ya no soy. No me esperes despierta en las noches venideras; ni la vida me espere ni castigue tu vela. Mas bien devorad mi carne de papel y guardad mi osamenta en la caja y olvidad mi tierra viva.
Devora ya por la noche el que nada olvida carnívoro mi mente. Pero no me come de un bocado, mas bien me mordisquea aquí y allá inmisericorde, indeciso de acabar conmigo y el dolor se hace frio... se hace niebla blanca cual negro.
De apoco se alimenta abriendo mis carnes y me lleva la vida y la digiere en tranquilidad en algun nido en la lejana montaña y nada hago. Nada puedo, nada espanto y pierdo todo y nada y sonrío con labios cortados por zarpas que fuerzan mi voluntad y la destripan y juguetean con sus entrañas las crías furtivas.
Y nada hago porque nada puedo salvo morir.
La lluvia cae, y yo bajo ella me cobijo.
La lluvia cae... cae y me doblega. Siento su látigo horadar mis carnes.
Me arrodillo ante mi celestial verdugo... Me arrodillo.
La lluvia cae y me come el alma indolente cual victima de buitre o fiera.
De apoco me convierto en podrida carroña y digo_ comed.
Y en silencio no siento ya mi carne espiritual y muero... muero con la tarde que me cava una oblonga tumba y digo_ llevadme.
Y cuando el buitre limpia su pico de mi sangre y la bestia lame sus bigotes, me recoje el anciano arco iris negro de barbas grises y dice_ al entierro.
Y no hablo... nada digo.
Me envuelve la mortaja del recuerdo y me arrulla el que sepulta y canta.
Canta con los ojos agua de melancólicos acordes y veo.
Veo el arco de mi verdugo reír trémulo, loco y duermo con el ataúd abierto.
Apago las estrellas y duermo despierto.
Despierto cual luciérnaga ciega y digo_ nada.
INGRATA
Era Juan un muchacho de serena mirada
que lograba objetivos con ahínco ejemplar,
que soñaba despierto buscando su amada
y hacerla su esposa y llevarla a su hogar.
Y una tarde cualquiera surgió la sonrisa
una hermosa muchacha se la respondió
al impulso espontáneo de dos corazones
se tiñó el mundo rosa y en rosa quedó.
Y el amor floreció al compás de la vida
el honrado trabajo sus frutos rindió
el pan abundaba dorado en la mesa
y el jardín que crearon también floreció.
Un aroma de cielo invadió la hondonada
con contornos azules se tiñó la distancia
las violetas vinieron a erigirse las reinas
y en el aire esparcían su dulce fragancia.
Con susurros de amor se tejió la morada,
sonrisas y sueños llenaban la estancia,
dos corazones latían en perfecta armonía,
y en cada rincón floreció en abundancia.
Pero, una tarde cualquiera rehuyó su mirada
y a la tarde siguiente ya no la encontró
con el alma en la mano esperó si llegaba
pero, al día siguiente, tampoco la halló.
Haciendo uso total de su libre albedrío
sin querer sopesar que era tan querida
decidió que era tiempo ya de marcharse
e hizo pacto total con su propia partida
Recorrió la senda por la que había venido
y siguiendo hacia lejos, de allí se marchó.
olvidó las sonrisas, caricias y sueños,
los momentos felices, también olvidó.
Sentado al portal esperaba el crepúsculo
y lloró aquella noche, pues tenía por qué
y las horas se fueron caminando lentamente
a contar de esa aciaga en la que ella se fue.
Un dolor lacerante se ha instalado en su pecho
el insomnio constante es su fiel compañero
una angustia latente ha invadido a su alma
al poder comprobar que ese amor era artero.
¿Dónde estarás ahora, ingrata avecilla?
¿Por dónde camina tu diminuto pisar?
¿Te salpica la lluvia, te refresca la brisa,
te entrega su sombra el más verde pinar?
Y esa vida feliz se escapó en desbandada
y toda esa dicha también sucumbió.
El perro preferido se fue hacia el camino
y la flor que quedaba de pena murió.
Y Juan vive ahora
Enviado por beache
PIZZAS
Estaba una pizza llorando en el cementerio, llega otra pizza y le dice:
- ¿Era familiar?
- No, era mediana..
La soledad más amarga, no es aquella donde sólo se habla consigo mismo. Es aquella donde se tiene a quien hablarle, pero sin tener a nadie con intención de escuchar
Yoannis Alvarez Alcantara
Te vi y en un segundo
Los sueños empezaron a volar
Te conquistaba, me casaba
Muchos hijos y un hogar.
De pronto el tren paró
Te perdiste entre la gente
Toda mi vida soñada
Se deshizo de repente!!
juan romero
INGRATA
Era Juan un muchacho de serena mirada
que lograba objetivos con ahínco ejemplar,
que soñaba despierto buscando su amada
y hacerla su esposa y llevarla a su hogar.
Y una tarde cualquiera surgió la sonrisa
una hermosa muchacha se la respondió
al impulso espontáneo de dos corazones
se tiñó el mundo rosa y en rosa quedó.
Y el amor floreció al compás de la vida
el honrado trabajo sus frutos rindió
el pan abundaba dorado en la mesa
y el jardín que crearon también floreció.
Un aroma de cielo invadió la hondonada
con contornos azules se tiñó la distancia
las violetas vinieron a erigirse las reinas
y en el aire esparcían su dulce fragancia.
Con susurros de amor se tejió la morada,
sonrisas y sueños llenaban la estancia,
dos corazones latían en perfecta armonía,
y en cada rincón floreció en abundancia.
Pero, una tarde cualquiera rehuyó su mirada
y a la tarde siguiente ya no la encontró
con el alma en la mano esperó si llegaba
pero, al día siguiente, tampoco la halló.
Haciendo uso total de su libre albedrío
sin querer sopesar que era tan querida
decidió que era tiempo ya de marcharse
e hizo pacto total con su propia partida
Recorrió la senda por la que había venido
y siguiendo hacia lejos, de allí se marchó.
olvidó las sonrisas, caricias y sueños,
los momentos felices, también olvidó.
Sentado al portal esperaba el crepúsculo
y lloró aquella noche, pues tenía por qué
y las horas se fueron caminando lentamente
a contar de esa aciaga en la que ella se fue.
Un dolor lacerante se ha instalado en su pecho
el insomnio constante es su fiel compañero
una angustia latente ha invadido a su alma
al poder comprobar que ese amor era artero.
¿Dónde estarás ahora, ingrata avecilla?
¿Por dónde camina tu diminuto pisar?
¿Te salpica la lluvia, te refresca la brisa,
te entrega su sombra el más verde pinar?
Y esa vida feliz se escapó en desbandada
y toda esa dicha también sucumbió.
El perro preferido se fue hacia el camino
y la flor que quedaba de pena murió.
Y Juan vive ahora
Enviado por beache
PIZZAS
Estaba una pizza llorando en el cementerio, llega otra pizza y le dice:
- ¿Era familiar?
- No, era mediana..
La soledad más amarga, no es aquella donde sólo se habla consigo mismo. Es aquella donde se tiene a quien hablarle, pero sin tener a nadie con intención de escuchar
Yoannis Alvarez Alcantara
Te vi y en un segundo
Los sueños empezaron a volar
Te conquistaba, me casaba
Muchos hijos y un hogar.
De pronto el tren paró
Te perdiste entre la gente
Toda mi vida soñada
Se deshizo de repente!!
juan romero