Perfil Público de francisco-0
Francisco Rosales
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Año 1
Seguidor
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Seguidos
Humilde hombre al vivir
que terrible pobreza le acechaba
Siempre pensando antes de existir
Y su familia claramente le importaba
Un pavo anhelaba comer
sólo, y una vez solamente
Se obstinó pesadamente
Y su mujer lo logró complacer
Fue al bosque con guajolote en mano
Sin duda iba a disfrutar
Aquel delicioso manjar
Pero lo interrumpió un suceso insano
Se le cruzó un hombre
Con Aires de Gran señor
Con dinero y botas dijo su nombre
Y de su pago le pidió sin temor
Macario se negó
Ni el dinero ni el poder
Lo harían desfallecer
Del sueño al que se entregó
Cuando el hombre se despidió
Otro más le interrumpió
Hombre humilde de su pavo le rogó
Pero de nuevo, Macario se negó
Finalmente la muerte le visitó
Macario le convidó
No por buen hombre o ambición
Sino por miedo a la muerte y la perdición
La muerte le agradeció
Con un regalo lo bendijo
Dale esta agua a cualquiera, dijo
Y si es posible le daré salvación
Macario salió del bosque
Y se topó situaciones
Que le causaron emociones
Y a curar le dieron desembosque
Macario comenzó a curar
Curó allá y aquí
La gente lo empezó a ayudar
Y se adineró según entendí
Un día a buscar lo llamaron
Gente poderosa de gobierno
Macario decidió no vivir un infierno
Así que todos zarparon
Debía curar un joven
Se postra a los pies de la cama
Y notó que su alma no tenía sana
No podía hacerlo ni aunque innoven
Lo intentó
La cama giro
Pero de nada sirvió
Pues la muerte se lo llevó
Todo iba a ir mal
Le esperaba un destino mortal
A su familia una etapa brumal
Y de infortunios un caudal
Su esposa lo vino a buscar
Con qué sorpresa se iba a topar
Al de su esposo el cadáver encontrar
Con su pavo a medio terminar
INGRATA
Era Juan un muchacho de serena mirada
que lograba objetivos con ahínco ejemplar,
que soñaba despierto buscando su amada
y hacerla su esposa y llevarla a su hogar.
Y una tarde cualquiera surgió la sonrisa
una hermosa muchacha se la respondió
al impulso espontáneo de dos corazones
se tiñó el mundo rosa y en rosa quedó.
Y el amor floreció al compás de la vida
el honrado trabajo sus frutos rindió
el pan abundaba dorado en la mesa
y el jardín que crearon también floreció.
Un aroma de cielo invadió la hondonada
con contornos azules se tiñó la distancia
las violetas vinieron a erigirse las reinas
y en el aire esparcían su dulce fragancia.
Con susurros de amor se tejió la morada,
sonrisas y sueños llenaban la estancia,
dos corazones latían en perfecta armonía,
y en cada rincón floreció en abundancia.
Pero, una tarde cualquiera rehuyó su mirada
y a la tarde siguiente ya no la encontró
con el alma en la mano esperó si llegaba
pero, al día siguiente, tampoco la halló.
Haciendo uso total de su libre albedrío
sin querer sopesar que era tan querida
decidió que era tiempo ya de marcharse
e hizo pacto total con su propia partida
Recorrió la senda por la que había venido
y siguiendo hacia lejos, de allí se marchó.
olvidó las sonrisas, caricias y sueños,
los momentos felices, también olvidó.
Sentado al portal esperaba el crepúsculo
y lloró aquella noche, pues tenía por qué
y las horas se fueron caminando lentamente
a contar de esa aciaga en la que ella se fue.
Un dolor lacerante se ha instalado en su pecho
el insomnio constante es su fiel compañero
una angustia latente ha invadido a su alma
al poder comprobar que ese amor era artero.
¿Dónde estarás ahora, ingrata avecilla?
¿Por dónde camina tu diminuto pisar?
¿Te salpica la lluvia, te refresca la brisa,
te entrega su sombra el más verde pinar?
Y esa vida feliz se escapó en desbandada
y toda esa dicha también sucumbió.
El perro preferido se fue hacia el camino
y la flor que quedaba de pena murió.
Y Juan vive ahora
Enviado por beache
- A las 10 te pito y bajas
- ¿Te has comprado un coche?
- No, un pito.
Me dolió, pero no dije nada.
Yazmin Olivares
Hoy al fin he dejado de sentir,
y lentamente por dentro empecé a morir,
me ahogo en mi miseria y dolor,
diciéndole adiós a un sin fin de temor.
-S.A
Sam Ardila
INGRATA
Era Juan un muchacho de serena mirada
que lograba objetivos con ahínco ejemplar,
que soñaba despierto buscando su amada
y hacerla su esposa y llevarla a su hogar.
Y una tarde cualquiera surgió la sonrisa
una hermosa muchacha se la respondió
al impulso espontáneo de dos corazones
se tiñó el mundo rosa y en rosa quedó.
Y el amor floreció al compás de la vida
el honrado trabajo sus frutos rindió
el pan abundaba dorado en la mesa
y el jardín que crearon también floreció.
Un aroma de cielo invadió la hondonada
con contornos azules se tiñó la distancia
las violetas vinieron a erigirse las reinas
y en el aire esparcían su dulce fragancia.
Con susurros de amor se tejió la morada,
sonrisas y sueños llenaban la estancia,
dos corazones latían en perfecta armonía,
y en cada rincón floreció en abundancia.
Pero, una tarde cualquiera rehuyó su mirada
y a la tarde siguiente ya no la encontró
con el alma en la mano esperó si llegaba
pero, al día siguiente, tampoco la halló.
Haciendo uso total de su libre albedrío
sin querer sopesar que era tan querida
decidió que era tiempo ya de marcharse
e hizo pacto total con su propia partida
Recorrió la senda por la que había venido
y siguiendo hacia lejos, de allí se marchó.
olvidó las sonrisas, caricias y sueños,
los momentos felices, también olvidó.
Sentado al portal esperaba el crepúsculo
y lloró aquella noche, pues tenía por qué
y las horas se fueron caminando lentamente
a contar de esa aciaga en la que ella se fue.
Un dolor lacerante se ha instalado en su pecho
el insomnio constante es su fiel compañero
una angustia latente ha invadido a su alma
al poder comprobar que ese amor era artero.
¿Dónde estarás ahora, ingrata avecilla?
¿Por dónde camina tu diminuto pisar?
¿Te salpica la lluvia, te refresca la brisa,
te entrega su sombra el más verde pinar?
Y esa vida feliz se escapó en desbandada
y toda esa dicha también sucumbió.
El perro preferido se fue hacia el camino
y la flor que quedaba de pena murió.
Y Juan vive ahora
Enviado por beache
- A las 10 te pito y bajas
- ¿Te has comprado un coche?
- No, un pito.
Me dolió, pero no dije nada.
Yazmin Olivares
Hoy al fin he dejado de sentir,
y lentamente por dentro empecé a morir,
me ahogo en mi miseria y dolor,
diciéndole adiós a un sin fin de temor.
-S.A
Sam Ardila